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Afrodisíacos. Lo que debes saber

En todas las épocas y culturas el ser humano ha concedido una importancia especial a la libido, de ahí que encontremos afrodisíacos en las más diversas tradiciones.

afrodisíacos
La historia de las sustancias afrodisíacas dibuja los intentos del ser humano por mantener viva la pasión durante toda la vida

No obstante, desde principios del siglo XXI, tras la irrupción de medicamentos con una extraordinaria efectividad para exaltar la potencia sexual masculina, empezó a decaer el interés por los afrodisíacos, sobre todo en los hombres.

A pesar de ello, la ausencia de un tratamiento médico efectivo para mejorar la respuesta sexual de las mujeres y el pésimo estado de la libido de las parejas del siglo XXI, hace que los afrodisíacos puedan recobrar su inestimable papel para potenciar el apetito sexual de la mujer y del varón.

En nuestro servicio de terapia sexual seleccionamos para cada persona los mejores complementos alimenticios del momento conforme a sus condiciones de salud y objetivos, cuya composición se basa con frecuencia en sustancias que se han empleado en diferentes tradiciones desde tiempos ancestrales.

A continuación presentamos un resumen de algunos alimentos y sustancias utilizados como afrodisíacos en las más diversas culturas del mundo.

Historia de los afrodisíacos

En la actualidad existen incontables pruebas del interés de todas las civilizaciones de la humanidad a lo largo de la historia conocida por encontrar una solución a diversas afecciones sexuales como la disfunción eréctil, el deseo hipoactivo femenino, la baja libido masculina y otras incapacidades para el disfrute sexual en ambos sexos.

Antiguo Egipto

Aunque la más antigua referencia a la erección parece corresponder a bajorrelieves egipcios de la decimotercera dinastía, que muestran cómo el ídolo Min porta una erección permanente, los hallazgos arqueológicos conservados sugieren que quizá desde tiempos remotos haya sido la china una de las tradiciones que más ha investigado para tratar de mejorar la vida sexual de la pareja.

China

Para ello elaboraron desde épocas muy antiguas una serie de métodos con la intención de preservar la capacidad copulativa de hombre y mujer hasta edades tardías.

De esta cultura han llegado hasta nuestros días los famosos y extendidos ejercicios de chi-kung -con una rama dedicada en exclusivo a la salud sexual- y las terapias derivadas de la medicina tradicional china: acupuntura, digitopuntura, electroacupuntura y fitoterapia.

De ésta última proceden los conocidos afrodisíacos jengibre y almizcle, así como el famoso estimulante ginseng, cuyo consumo habitual ha llegado a extenderse por todo el mundo.

Muy populares fueron también en la China antigua el uso del tripang -una babosa importada de Malasia- y la sopa de nido de golondrinas, utilizadas como remedios para despertar los impulsos amatorios.

India

También contamos con innumerables referencias de la tradición hindú. De la Vagbhata -texto de medicina ayurvédica escrita en el siglo VII-, los populares Kamasutra y Ananga-Ranga y otros libros menos conocidos como el Ratirahasya, Panchasakya, Kuttanimatan, Rasmanjari, Ratimanjari o Samayamatrika, proceden los excelentes afrodisíacos que esta tradición ofrece, como las semillas de sésamo, clavo o ditá, el extracto de nuez moscada, la calaminta, la berenjena, la planta bhuya-kokali, la canela, la infusión de haya de enebro, el cardamomo o el cannabis.

Mesoamérica

Dice una leyenda que los sabios del antiguo México conocían de antemano que se iba a producir la llegada a sus tierras de unos seres barbados procedentes del oriente con un poderío militar superior al suyo, y que este motivo les hizo esconder su sabiduría en lugares inaccesibles del país, para protegerla de los invasores y propiciar que dicho bagaje intelectual fuese revelado en tiempos posteriores, “cuando la humanidad estuviera preparada…”.

Sea o no verdadero este mito, en el siglo XVI un pequeño ejército de españoles escasamente afeitados conquistó de forma rápida e implacable el vasto territorio que actualmente comprende varios países de Centroamérica, México y gran parte de Estados Unidos.

ambién es cierto que en los últimos años se han escrito varios libros que describen la filosofía, teología y medicina de los antiguos habitantes del México prehispánico.

En este saber que está saliendo a la luz, se comprueba el interés de los habitantes del México prehispánico por la sexualidad y sus diferentes formas de expresión.

Además de descubrir las cualidades “enteógenas” del hongo Psilocybe mexicana y la especie de cactus Lophophora williamsii, comúnmente conocidos como “Humito” y “Mezcalito” respectivamente, estos “hombres de conocimiento” elaboraron bebidas con efecto afrodisíaco que aún siguen vigentes, como el mezcal.

Además, entre otras curiosidades, se dice que Moctezuma –uno de los tatloanis aztecas que interaccionó con Hernán Cortés- bebía grandes cantidades de chocolate, y que lo hacía sobre todo antes de entrar a su harén, con el fin de aprovechar las poderosas virtudes afrodisíacas atribuidas a este producto.

Norteamérica y Sudamérica

México no es el único país americano del que se tiene certeza de la importancia concedida a exaltar la sexualidad.

El continente americano está surcado de norte a sur por elementos arqueológicos que resaltan tanto la simbología fálica como las alegorías a la femineidad, y por la presencia de tónicos afrodisíacos utilizados desde la era precolombina.

Desde el aceite de castor -utilizado por las tribus norteamericanas- hasta la cohoba, extracto de piel de sapo empleado por varias tribus indígenas de Sudamérica.

De hecho, en el siglo XXI diferentes laboratorios farmacéuticos han promovido la investigación de ciertas plantas de Brasil como la catuaba, la damiana y la marapuama, para determinar si es verdadero su potencial efecto positivo sobre el desempeño sexual. Lo mismo se hizo en Chile con el veneno de la araña «Viuda negra» y en Perú con la corteza del cascarillo peruano o quina.

África

En África nunca ha faltado el interés por el buen hacer sexual. Del saber popular de Camerún provino en 1958 la síntesis de un alcaloide extraído de las cortezas del árbol Pausinystalia yohimbe, de la familia Rubaceae, conocido como yohimbina. Dicho fármaco -en un principio denominado afrodina-, también presente en la planta amazónica Rauwolfia serpentina, fue estudiado para el tratamiento de la disfunción eréctil en la segunda mitad del siglo XX, detectándose la aparición de importantes efectos colaterales.

Una víctima de los deseos del ser humano por potenciar su capacidad sexual ha sido el rinoceronte africano.

El comercio realizado en el mercado negro asiático con el extracto de su cuerno como poderoso afrodisíaco fue provocando una trágica disminución de ejemplares de este magnífico animal en todo el continente hasta que en 2018 murió el último rinoceronte blanco del planeta, llamado “Sudán”, a pesar de existir fármacos muy efectivos para favorecer la erección. Ojalá no vuelva a repetirse un caso similar.

El famoso preparado «Vaku-Vaku», fabricado en Zimbabwe y elaborado con diferentes productos originarios del África Central, y el «Curú-Kurú», extraído de las nueces de cola procedentes de Senegal y Sudán, son otros ejemplos de cómo el saber ancestral de este continente ha llegado hasta nuestros días.

Árabes

También en la tradición árabe se han ocupado bastante de mantener y desarrollar la capacidad sexual, dentro de un contexto social en el que se aceptan las relaciones del varón con hasta cuatro cónyuges, siempre que se cumplan ciertos requisitos.

Quizá por ello gozaron de gran popularidad en la época de Al-Ándalus preparados afrodisíacos de origen árabe, que solían incluir alcachofa, albahaca, pistachos, alubias, azafrán, zanahoria, ajo, cebolla, pimienta, almendras y otros productos que, según los entendidos de la época, favorecían el desempeño del varón y preparaban a la mujer para los lances amatorios.

Entre ellos también destacan las bayas de alcaparra, alcaranea, almáciga, pelitre, perfume de Dufz, lechetrezna, galanga y numerosos preparados mencionados en los libros del afamado médico Avicena, como leche de camaleón, cubeba y escamonea.

Muchos de estos consejos se exponen en el libro clásico El Manifiesto de los Secretos del Coito, de al-Shayzarī.

libro sobre afrodisiacos árabes

Antigua Grecia

En la Grecia antigua se consideraba “joven” al hombre capaz de cumplir tres coitos completos seguidos, y se le denominaba katatriakontoutisai, cuyo significado es «clavar tres veces el venablo».

Diocles, poeta ateniense que vivió en el siglo V A.C. decía: «los moluscos en general excitan el placer y despiertan el deseo, en especial el pulpo».

Además de conocer las propiedades del marisco, los griegos utilizaron también para fines estimulantes alimentos como las anchoas, cangrejos, lentejas, carne de lagarto, puerros, espárragos y trufas, de las cuales se sabe hoy en día que contienen feromonas en su composición. Asimismo, no sólo empleaban el cannabis en sus ceremonias religiosas, sino que también lo usaban como estimulante erótico, al conocer su efecto afrodisíaco.

Roma

Famosas fueron en Roma las ceremonias dedicadas al ídolo Baco, y las orgías.

En este ambiente liberal no faltaron los estimulantes sexuales, varios de ellos heredados de griegos y celtas, y otros muchos elaborados en el seno de la cultura romana. Higos, berros, coles, granadas, hígado, uvas, ajedrea, miel, cebolla aslabonia, hinojo y, sobre todo, vino, fueron utilizados por los romanos. Apuleyo dejó escrito en el siglo II: «el vino ayuda a vencer las cobardías del pudor y nos proporciona estímulos para el placer». Asimismo, se conoce el empleo de ingredientes como las ortigas, los huesos de rana y el esperma de ciervo en rituales con fines eróticos en la antigua Roma.

Celtas

De la magia y medicina celta se derivaron los principales ingredientes de los «filtros amorosos» preparados por las brujas medievales.

Extractos de mandrágora, ajenjo, aquilea, coriandro, valeriana, violeta, correhuela, enebro, muérdago, beleño, arenque y, sobre todo, cantaridina -extraída del escarabajo Cantharis vesicatoria o mosca española-, formaban parte de las pócimas de estas hábiles celestinas. Como curiosidad, se informa que este último componente se sigue comercializando en nuestros días con distintos fines a los de antaño, en concreto para la cura de verrugas.

Europa

Dentro de la Europa moderna, fue en la Francia de los siglos XVII y XVIII donde más interés pusieron médicos y gourmets en la exaltación culinaria de la libido. Platos a base de yema de huevo, apio, cardo, caviar, queso parmesano, faisán, tomate, chocolate y vainilla potenciaban los goces pasionales de aquella época de glamour en la que tampoco faltaron tratados de medicina con amplios capítulos dedicados a estos temas aconsejando el uso de ámbar gris, bórax y civeto -secreción de la civeta o gato de Algalia- para el restablecimiento de las capacidades amatorias.

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